Friday, June 26, 2015

9.519 km


Entonces, te encuentras con la persona que sabías que existía, pero no sabías que estaba tan lejos de existir.
Esa pieza que te complementa, que te hace reír cuando estás cabizbaja, con una ocurrencia boba la sonrisa se desata. No dejas de hablar o demostrar lo importante que eres.
Te estás dejando llevar por la situación y la sientes. Sientes que fluye cada día, que no te vas sin despedirte. Solo falta decir que lo quieres para romper el hielo.
¿Pero qué tan vago es querer? ¿Cuánto tiempo es querer?
Queremos porque debemos querernos y eso es lo que importa, ¿no?
Pero si me equivoco, no hay nadie quien me diga que no lo haga.

Ahora, es cuando te vibran las emociones. Sin embargo, te sientes mal, porque no sabes qué es lo correcto. Tan lejos o tan cerca, no es posible. No es el amorío de 13 años, ya no juegas a amar. El momento de amar ha llegado, quieres sentirlo, porque el demuestra que lo siente. Contigo a su costado mirándose el uno al otro, una canción, solo toca y toca la canción. No sabes qué nombre lleva, pero estás ahí escuchándola. Porque sabes que él te gusta y te gusta como te mira cuando la canta.

Es más que él, es todo. Porque todo es él.
Desde su forma de hacerte sentirte mejor y su manera de mirarte. Sus "buenos días" y sus "buenas noches". Todo, absolutamente todo ha llegado.
Luchar con el tiempo o con la distancia es como una guerra. Una guerra que no sabes cuánto te durará o si en verdad dura, pues quizá solo sea una ilusión que yace en ti.
Has llegado en el momento indicado.









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