Usualmente, hay mentiras que duelen y duelen de verdad.
A veces deberían parar para dejar de lastimarte, pero ahí estarán la mayoría del tiempo contigo y ni te darás cuenta.
He ideado millones de formas para delatar a los mentirosos ;sin embargo, siempre caigo en la rutina de ellos.
Quiero fingir que no me hacen daño y sigo adelante.
Algún día alguien vendrá por mí y me aclarará que eso es un punto erróneo en mí. Debería de olvidarme de ellos y eliminarlos. Yo soy de esas personas que cree en todos, porque quizá no quiere lastimarse y no sentir aquellos dolores de la decepción.
Y ya como te menciono hace días empiezo a sentir el dolor de la mentira. Hoy me siento más devastada que nunca, quisiera que no duela y he tratado mil maneras de olvidar. Estoy consumiendo mucha cafeína, más de la de costumbre y suelo olvidar.
Quisiera dejar de ser tan ingenua como los demás, mamá mencionaba que esto me afectaría muy pronto y ya ven ahora me duele. Me duele más que las caídas de bicicleta.
Aún así sigo esperando que vengas por mí, estoy en el mismo lugar de siempre con el brazalete que me diste. Aquel brazalete que debía mantener hasta para bañarme.
Tengo que confesar que tengo problemas.
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